Se despertó en un lugar desconocido para el. Tenia el lúgubre aspecto de una prisión medieval, de aquellos calabozos que tantas veces había visto en las películas. Le dolía todo el cuerpo y además tenia muchas preguntas pero no había nadie que se las pudiese responder.
-¿Cómo había llegado hasta ahí?
-¿Cuánto tiempo llevaría inconsciente?
-¿Qué clase de lugar era este?
Entonces el joven Príncipe descubrió lo que acababa de hacer. Al fin llegó el momento de pagar sus pecados y cumplir su promesa por muy dolorosa que fuera. Alfredo había hecho un trato con seres antiguos y poderosos. Esa clase de seres que jamas olvida y que se cobra las deudas, sin importar su tamaño.
Sabia que jamas podría volver a ver a su pequeña Daenerys.¿ De verdad había merecido la pena el trato? ¿Cual seria el precio de su pequeño romance? Y volvió a recordar las palabras de ese ser maligno...-Condenado al olvido durante el resto de tu patética existencia...-
Nunca mas podría acariciar su terciopelada melena, ni sentir el roce de sus dulces labios, ni susurrarla al oído cuanto la amaba... Solo le quedaban los recuerdos. Esos recuerdos que lo único que harían seria torturarle hasta hacerlo enloquecer.
De pronto el joven príncipe se vio reflejado en un charco de agua y no creyéndose lo que sus ojos mostraban soltó un grito desgarrador que se oyó por todos los rincones del misterioso castillo...de su nueva morada.
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