Esta historia va al revés

Pedro tenía una hija
Con Sílvia, su mujer
Doctorado en medicina
Y una casa de burgués
El principio se aproxima, esta historia va al revés

Cuando estaban de embarazo
Bajaban los tipos de interés
Por eso buscaron otro barrio
Y un espacio para tres
Dale la vuelta al calendario, esta historia va al revés

Las alegrías no son un presente del viento
A veces para ser feliz, hay que luchar y hay que insistir
Aunque la vida parezca que vaya ligada al tormento
Uno debe mirar al frente esquivando lamentos
Matadme si miento

Ya se habían conocido antes
Se reencontraron 10 años después
La fortuna hizo que se juntase
Lo que al infortunio le dio por romper
El destino es un interrogante y esta historia va al revés

Cuando estaba de soltero, 
Tocaba fondo, y luchaba por él
Y a base de mucho entrenamiento
Pedro se aprendió a querer
Sigamos retrasando el tiempo, esta historia va al revés

Pedro tenía 20 años,
su primera novia lo dejó
Se llamaba Sílva y le hizo daño
Los niños no lo saben hacer mejor
Escaló la torre más alta
miró al mundo y le dijo adiós

Las alegrías no son un presente del viento
A veces para ser feliz, hay que luchar hay que insistir
Aunque la vida parezca que vaya ligada al tormento
Uno debe mirar al frente y no hacer como pedro
Matadme si miento

Como saber que una historia al revés
Iba a ser lo que pudo ser y no fue.

De todo se sale.

De tu sonrisa que no tiene fin, de todo se sale;
de la danza de tu melena al viento, de todo se sale;
de las carcajadas que parecían no acabar jamas, de todo se sale;
del dulce despertar a tu lado, de todo se sale;
de tus susurros y gemidos, de todo se sale
de las miradas infinitas que hacían que las palabras fueran innecesarias, de todo se sale;
de los innumerables recuerdos juntos, de todo se sale;
de tus caricias, de todo se sale;
de tus te quiero espontáneos, de todo se sale;
y aun así no fue suficiente, de todo se sale.



Miedo

El viento se deslizaba entre su morena melena mientras corría, sin mirar atrás, como tantas veces había hecho, pero por mucho que intentara huir esta vez no podría.

No era una persona normal y eso se descubría en cuanto la conocías. Poseía un encanto natural que no dudaba en usar con los hombres que la asaltaban continuamente, pero ella no estaba interesado en ellos, solo le gustaba jugar con ellos como si fuesen cachorros. No le gustaba echar raíces en ningún lugar, la gustaba sentirse libre y por eso no dejaba de vagar de un lugar a otro, pero esta vez no fue así,

Llegó el a su vida, como otro cualquiera, solo que el no lo era. Empezó siendo un juego como otras tantas veces, pero ella fue victima de su propia trampa. Cuando se quiso dar cuenta era demasiado tarde, estaba muy confusa. Jamas le había pasado esto con ningún otro hombre y eso le daba mucho miedo, mas de lo que nunca seria capaz de reconocer, miedo a no volver a sentirse libre, miedo de tener una vida corriente, miedo a enamorarse...

Por eso empezó a correr, sin mirar atrás, como tantas veces había hecho, pero esta vez tenia un motivo. ¿Su nombre? Gonzalo, el Príncipe de la Dulce Pena.



Sin ser

Sin ser me vuelvo duro como una roca

si no puedo acercarme ni oir
los versos que me dicta esa boca
y ahora que ya no hay nada ni dar
la parte de dar que a mi me toca
por eso he dejado de andar.

Sucedió.

Y un día dejaron de pasarnos cosas, y tardabas en hablarme lo que yo tardaba en decirte que te echaba de menos, pero ya no me hablabas porque lo desearas, sino porque,quizá, no querías hacerme daño, aunque de alguna forma ya lo estabas haciendo.No te culpo de nada, ¿sabes? no te culpo porque ya he vivido esto antes,con otras personas, en otros momentos de mi vida, así que he llegado a la conclusión de que el factor común soy yo. Y ojalá pudiese despejarme de la ecuación, pero no puedo, y espero mientras tanto, cigarro en la boca, a que llegue más pronto que tarde el día en el que todo tenga sentido, y algún resultado. Pero hasta entonces no se que de intentar sobrevivir sin ti, o sin alguien, o sin mi,o a veces incluso sin nadie. Esperar, de brazos cruzados, con los ojos en blanco, fingiendo haber olvidado que era eso de llorar cuando alguien llega tarde. Y no voy a pedirte que vuelvas si para lo único que va a servir es para darme cuenta de lo lejos que te has ido, y de que tú ya no tienes ganas de volver a rescatar todo esto que un día sonreíamos juntos. No, no voy a pedirte que vuelvas, pero tampoco te alejes más, que empiezo a no tocar el fondo y ya sabes lo mal que se me da nadar cuando se trata de ir a rescatar alguna causa perdida.