Sueño.

La vida es sueño...

Después de tanto tiempo en vela el Príncipe consiguió dormir y contra todo pronostico no padeció ninguna pesadilla como le venia sucediendo desde que llegó a aquella su morada.



No conseguía recordar como había llegado hasta ese lugar pero me encontraba yendo con  Alfonso,un amigo, por una calle que me resultaba totalmente familiar pero no era capaz de ubicarla era como si mi subconsciente me ocultase información. Eran pasadas las dos de la mañana y en eso se notaba en el fluir de las personas ya que apenas se veía gente por las calles lo que le concedia a aquella extraña ciudad un toque muy siniestro, mientras, yo pensaba en que algo no cuadraba Alfonso mientras iba comentando que habíamos quedado con unos amigos suyos y que esa noche era muy importante para el ya que hacia un mes con su novia. Alfonso era una persona muy alegre que se pasaba todo el día gastando bromas pero esta noche se le veía más serio de lo habitual pero lo achaque a que debía de estar nervioso por celebrar el primer mes con su novia María.
Íbamos todo el rato por sitios muy poco transitados y a mi eso me producía una sensación de inseguridad como si alguien estuviese al acecho esperando algún despiste nuestro para abalanzarse sobre nosotros.
Yo iba al encuentro por acompañar a mi amigo ya que en el fondo no albergaba ninguna esperanza de pasármelo bien ya que apenas conocía a una o a dos personas por lo que se me antojaba una noche muy aburrida.
Llegamos al sitio al cabo de... ¿10?..¿15?..¿30? minutos no lo se, porque pero se me hacia imposible poder medir el paso del tiempo pero tampoco le di demasiada importancia pues de todos modos habíamos llegado y eso era lo importante.
Después de saludar a todo el mundo Alberto se sentó con su novia y se centro en ella como si no hubiera nadie más en el mundo más que ella...
Yo me senté a lado de una chica que había visto ya un par de veces pero que hasta ese momento nunca supe su nombre... se llamaba Cristina. Era una chica que para que engañar era preciosa, era morena, con una media melena castaña preciosa pero sin duda lo mas llamativo de ella eran sus  ojos, unos ojos preciosos color azabache que parecía que pudiese hipnotizar a la gente solo con que la mirasen fijamente. Con el paso del tiempo me dí cuenta que aparte de ser una chica preciosa era también muy simpática y que siempre te contestaba con una sonrisa en la cara.
Empezamos a hablar mientras esperábamos nuestra bebida, para ella un elegante Gin-tonic y para mi un vigoroso Brugal. En seguida conectamos Cristina y yo, pudimos estar hablando unas 3 horas sin parar y que a nosotros solo nos hubiese parecido unos 10 minutos. Tenia una extraña sensación, como si la conociera de toda la vida y ahora que la volvía a ver me sentía…completo.
Por primera vez en mucho tiempo me sentía feliz junto a alguien y no quería separarme de ella ya que tenía miedo de no volver a verla nunca.
La gente se empezó a marchar pues se estaba haciendo tarde y al final tan solo quedamos Cristina y yo, con su cabeza apoyada en mi hombro mientras yo la abrazaba y la decía al odio que nunca la dejaría marchar…


El Príncipe se despertó en medio de su penumbra y en un susurro dijo:
-Maldito demonio, ¿te lo pasas bien mostrándome las cosas que nunca podre tener?
Pero por primera vez , desde su llegada, el Príncipe esbozo una sonrisa.

... y los sueños, sueños son.

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