La habitación menguante.

Me dolía escandalosamente la cabeza no se ni como conseguí abrir los ojos. Pero cuando los abrí tarde unos segundos en darme cuenta de que aquello no era mi triste morada. 

Estaba en una habitación vacía, las paredes eran de un color blanco asfixiante y en ellas se reflejaba soledad . En apariencia no tenia ninguna salida por la que pudiese huir, el dolor de cabeza paso a algo secundario y se adueño de mi una sensación de agobio como nunca habia sentido. Grite con todas mis fuerzas pero no servia de nada ya que nadie acudió en mi auxilio.

Intentaba recordar lo que había hecho la noche anterior para saber como había llegado a esta habitación del horror pero la migraña me lo impedía.

Golpeaba las paredes con todas mis fuerzas hasta hacerme sangrar los nudillos hasta que de pronto escuche un leve susurro en la pared que estaba detrás de mi. Al girarme descubrí que la pared había cambiado. El blanco de la pared lo había sustituido una fotografía a tamaño real de Daenerys con un hombre caminando por un prado a ella se la distinguía perfectamente pero el hombre estaba de espaldas y bajo una extraña sombra... se que conocía al hombre pero no lograba recordarlo.

Me abalance hacia la pared pero al llegar solo  me recibió el beso frió de la pared. La imagen se había desvanecido igual que vino se fue... para aparecer en otra  de las paredes de la misteriosa habitación. Como hice la vez anterior fui lanzado hacia ella pero volvió a transportarse la fotografía aunque tenia una sensación extraña, entonces caí... LA HABITACIÓN SE ESTABA REDUCIENDO.. 

Volví a mirar la imagen para comprobar que había cambiado.. el hombre estaba vuelto mirándome directamente a los ojos, con una sonrisa retorcida.. Entonces le recordé... era EL... aquel demonio que consiguió alejarme de ella...Astaroth.

Note como toda mi energía se desprendió de mi para ir a deambular por la cada vez mas pequeña habitación, apenas fui capaz de arrastrarme a una esquina para ponerme en posición fetal a esperar mi destino. Era incapaz de mirar la fotografía, pero ahora no solo estaba en una de las paredes sino que estaba en todas como recordándome mi gran derrota.

Derrotado y sin ningún apice de energía me senté esperando lo inevitable.


Mi esquina...Mi olvido...Mi muerte.


1 comentario:

  1. La curiosidad matará al gato, pero esperar a la muerte o pero aún, al olvido en una esquina no es ni de lejos mejor que el destino de mi gato...

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