Me encontraba recorriendo el extenso desierto que algunos llamaban Madrid, apenas quedaban rastros de su glorioso pasado como capital del reino, ahora solo se encontraban los restos de una ciudad cuya decadencia acabo siglos atrás dando paso a la extinción.. y a su destrucción.
Al fin podría verla,aún no me lo podía creer, iba a verla tras tanto hablar con ella, más aún no había podido verla,sólo y solamente era un fantasma en mi vida como tantos otros de los que conseguí huir, pero esta vez era distinto, no quería escapar de este fantasma sino llegar hasta el espectro para convertirlo en algo tangible.
Resultaría difícil encontrarla por las calles de la enorme ciudad pero contaba con una ayuda, los fantasmas que nos rodean resplandecen de manera única, ya que su mirada es tan brillante que hacen que las almas se paralicen al vislumbrarlas. Estaba a punto de abandonar mi búsqueda y abandonar la ciudad cuando escuche un susurro lastimoso:
-No abandones, ya casi has llegado.
Me di la vuelta de manera instantánea y la vi, una luz procedente de un callejón que lo iluminaba como si fuese de día, aunque ya era noche cerrada . Entre al callejón y los vi, esos ojos que podrían iluminar la ciudad entera si su portadora los desease.
-Siento haber llegado tarde.. me perdí,ya me conoces.
-Claro que te conozco Gonzalo, por eso sabía que vendrías, lo prometiste ... ¿jamas romperías una promesa...verdad?
-Por supuesto que no!, sabes he huido toda mi vida de fantasmas pero hoy he arriesgado todo por uno.
-¿Estas seguro de que soy un fantasma?-Preguntó la chica de mirada brillante.-No has intentado siquiera comprobarlo.
-Pero.. solo los fantasmas tienen esa preciosa mirada.
-No sabes nada chico. Los fantasmas jamas podrían hacer esto.
Y la chica se abalanzo en un salto a los brazos de Gonzalo mientras el la sujeto.
-¿Era o no un fantasma estúpido?- Dijo la chica entre carcajadas.
-No, tan solo eres la chica con la mirada brillante.- Dijo Gonzalo sonriendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario